miércoles, 6 de noviembre de 2013

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"Jesús se levantó, y amenazó al viento y a las olas encrespadas; éstas se tranquilizaron y todo quedó en calma" Lc. 8, 24

Este pasaje del evangelio es la culminación de la "tempestad calmada", este blog quiero dedicar a aquellos, cuyas tempestades han sido calmadas, e invitarlos a reflexionar sobre lo que sucede después.

—¿Dónde está la fe de ustedes? —les dijo a sus discípulos.
Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?» Lc. 8, 25

Jesús te podría preguntar en este momento, dónde está tu fe, y después de todo lo vivido y visto, es normal que el temor también se quede, así también el asombro y la duda de quién es este Dios, o que quiso Dios de mi en ese tiempo o qué quiere ahora.

Si bien esos sentimientos quedan, la vida continua, y tu peregrinar por esta tierra sigue. Si continuamos leyendo el evangelio de Lucas, en la sanación del endemoniado de Gereasa, podemos ver las siguientes actitudes que se pueden asemejar a las nuestras.

El deseo de compartir lo vivido y sucedido con los demás:
"Los que habían presenciado estas cosas le contaron a la gente cómo el endemoniado había sido sanado." Lc 8, 36

El miedo:
"Entonces toda la gente de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se fuera de allí, porque les había entrado mucho miedo." Lc 8, 37

Dejarlo todo y dedicarse solo a las cosas de Dios (como una epifanía):
"Ahora bien, el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera acompañarlo, pero Jesús lo despidió" Lc 8, 38

Pero lo que el Señor pide, en este pasaje, es:
"—Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.
Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él." Lc 8, 39

Con esa tempestad calmada y con esa experiencia de rostro de Dios y como testigos de todo lo que él hace por nosotros, podemos sentir que esa carga es pesada y pedirle a Jesús que salga de nuestras vidas o salirnos nosotros de la suya, o creer que el Señor pedirá a cambio esa entrega total a él puesta a los pies de una vocación, que podría fundamentarse en el pensar de que estar con él te asegura ciertos beneficios (estar al lado de lo que puede todo, me excluye de sufrimientos). 

El Señor principalmente te pide que vuelvas a tu casa y cuentes lo que Dios hace por ti, volver a casa me gustaría tomarlo como volver a esas raíces a ese primer "anillo" de personas amadas, no solo a un edificio, sino meditar y fundar en tu corazón esa obra del Señor en tu vida, porque la naturaleza humana y la memoria juegan una mala pasada.

Isabel Allende escribe en unos de sus libros algo que es muy cierto y aplicable a la vida del cristiano.

"que la memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve y sucede todo tan
deprisa, que no alcanzamos a ver la relación entre los acontecimientos, no podemos medir la consecuencia de los actos, creemos en la ficción del tiempo, en el presente... Por eso mi abuela Clara escribía en sus cuadernos, para ver las cosas en su dimensión real y para burlar a la mala memoria." La casa de los espíritus.

Y es la mala memoria la que nos hace olvidar todo lo que Dios ha hecho por nosotros, o que si él calmó la tormenta, ¿por qué no lo haría de vuelta?, si aún no ha calmado la tempestad pide que la calme, pero fortalece tu fe.

"¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?" Lc 18, 7-8

Al parecer se nos hará justicia, pero esa incógnita sobre la fe que tiene el maestro en este pasaje y sumándolo al de la tempestad calmada, nos recuerdan que lo que hoy estamos viviendo es pasajero y que la fe queda, es el factor común a nuestra vida o a nuestra situaciones.

Me resuena que en varias partes de la palabra la frase "en todo tiempo" es una constante, alabar, cantar cantos nuevos, orar los unos por los otros, siempre es "en todo tiempo"

Si bien hoy se trata de continuar, que la fe no se mueva, sino que se haga fuerte. La tempestad calma, la tormenta se va, el Señor está en la barca, pero tu fe donde está.

¿Cómo emprender proyectos nuevos, caminos nuevos si falta el amor de Dios? Por eso el consejo es; que para continuar todo debe estar dirigido a Dios.

"Encomienda tus obras al Señor, y tus propósitos se afianzarán." Prov. 16, 3

Hoy en esta breve reflexión te invito a que sigas en sus caminos y ayudes a otros a seguir... La vida es una carrera, pero no se trata de quien llegue primero, sino de resistencia.

"¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen. Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado." 1 Cor, 24-27