martes, 29 de octubre de 2013

Palabras de consuelo

"Jesús lloró." Jn 11, 35

Ser instrumentos del Señor implica darse a los demás aún cuando no sabemos que hacer o decir. Leí en un libro que solo aquel que sufrió es capaz de consolar y para nuestra alegría, Cristo, el que sufrió por nuestras culpas nos conoce, nos ama y nos consuela, siempre y cuando se lo dejemos.

La cita con la que abro el blog es del evangelio de Juan, la resurrección de Lázaro, uno de mis preferidos. Jesús se conmueve con lo que le sucede a su amigo. ¿Cuántas veces nos conmueve eso que le sucede al otro? De esto nos surge esas ganas de hacer algo por aquel a quien llamamos amigo.

Hoy en especial, escribo para aquellos que deben consolar. ¡Qué tarea en la que poco nos entrenan en la vida, y que muchas veces asusta!. Podemos imaginarnos todo lo que se le habrá pasado a Simón de Sirene y a Verónica en ese via crucis, uno ayuda a cargar con la cruz, y la otra limpia el rostro ensangrentado del Señor.

Primeramente, debo decirte que consolar a una persona querida o no, conocida o desconocida, uno debe procesar su propio dolor y que ese dolor solo se termina de curar cuando lo volcamos al servicio de los demás. Solo así podemos cambiar eso que nos duele por esa cosecha de alegría, así como lo dice el salmo.

"Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo." Salmo 126, 5

Debemos creer que hay más vida en Dios de lo que pensamos y solo él es capaz de hacer todo nuevo y de lo que es estéril en nosotros, darle el soplo de vida.

¿Quién no ha llorado la pérdida de un ser querido, el fracaso de un negocio, o la finalización de una relación de años? y ¿quién no ha recibido a un amigo o amiga en su casa para escucharlo?.

¿De donde viene el primer consuelo? 

"Ciertamente el Señor consolará a Sionconsolará todos sus lugares desoladosConvertirá su desierto en Edény sus lugares desolados en huerto del SeñorGozo y alegría se encontrarán en ellaacciones de gracias y voces de alabanza." Isaías 51: 3

Ahora bien, para recibir su consuelo solo tenemos que abrir las manos y apoyarnos en él. Me viene el ejemplo del niño pequeño, ¿qué problema podría ser más grande que los abrazos de su madre? Ahí nada importa. Así es nuestro padre, sé que muchos estarán pensando, si fue o no la voluntad de Dios que pase esto o no, son como incognitas que por propia naturaleza del hombre atacan a la cabeza, en esos momentos solo te digo que es bueno recordar que, el amor de Dios es más grande y que solo podemos conmovernos por los demás por su presencia en nuestras vidas.

"Nosotros amamos porque El nos amó primero." 1 Jn 4, 19

Con eso grabado en el corazón es que uno puede aprender a consolar, me llama la atención que para que el hombre consuele debe sentirse consolado, para que el hombre perdone, necesita experimentar verdaderamente el perdón, y en el amor pasa lo mismo, saberse que uno es amado por Dios, es el primer mandamiento, esto me enseñó una tía de corazón en mis años de peregrino.

¿Cómo consolar a una persona?, vamos a lo práctico... 

Lo primero es saber escuchar y respetar los silencios, a veces el oído es lo más importante que necesita el otro.
La psicología nos enseña que en comunicación no existe el valor cero, eso significa que, si yo te envío un mensaje de texto y no tengo respuesta, cuantitativamente el número de respuesta es cero, ahora bien, cualitativamente uno comunica que; no recibió el mensaje, que no tuvo tiempo de contestar, o que no tuvo un valor lo dicho, generalmente uno juzga de acuerdo a sus pensamientos.
De ahí es que, más importante que manejar los silencios es saber interpretarlos, sabiendo que nuestra experiencia propia será nuestra principal fuente en donde serán depositadas todas las hipótesis sobre la persona que sufre y la forma de ayudarla.

Aún así, lo importante es saber que yo tengo una estructura mental y que el otro tiene otra completamente diferente. De ahí que, no dar nada por sabido es importante. ¿Cómo se puede hacer esto?, simplemente preguntando y metacomunicandose (hablar sobre lo que se habla o dice), es muy válido, decir al otro...

  • ¿Cuándo estas en silencio, te gustaría que te pregunte o que te insista en salir o hacer algo?
  • Cuando me decis que estas triste. ¿En qué cosas pensas?
Este ejercicio sirve para entender la estructura del otro, y poder usar nuestra experiencia correctamente.

A veces no ayudamos todo lo que nos gustaría, supongo que la persona que está leyendo en este momento tiene la fe en Cristo, por ello te recuerdo que solo con el amor de Dios uno puede consolar, ya sea hablando, escuchando o abrazando. ¿Qué podes hacer vos por el que sufre? Orar... a veces solo eso basta, y es suficiente y de ahí llega el resto.

"La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús." Filipenses 4, 7

Ya sea como consolados o como personas que consuelan, tenemos que cuidarnos de nuestro propio enojo, ya sea con Dios, con uno mismo o con los demás. ¿Cómo Dios podrá actuar en mi si no estoy en paz con mi realidad?. Una de las cosas que me sirvió y mucho es asincerarme, sincerarse ante un hermano, sacerdote, a veces no nos damos permiso de sentirnos mal, de llorar, o simplemente estar...

Lo siguiente es tenerse paciencia, todo tiene su proceso, y hay profesionales que pueden ayudar, lo espiritual y psicológico es una excelente combinación.

En la Biblia encontramos muchísimas palabras de aliento y promesas de no ser abandonados en nuestros días de angustia.

"Sean firmes y valientes, no teman ni se aterroricen ante ellos, porque el Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará.” Deuteronomio 31, 6

A veces buscamos recetas para dar consuelo, pensamos en que si pasa "a" entonces ocurre "b", esto en la vida humana no siempre sucede, pero que mejor que dejarle a Dios actuar a través de vos entregándole tu corazón, brazos y lengua. Vos podes ser la caricia de Dios para el afligido, la palabra de aliento para el desconsolado.

"Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él" Juan 11, 9-10

Tenemos que andar con la luz de Dios, tenemos que tener nuestras lámparas encendidas y con el aceite suficiente para caminar por este mundo, el sufrimiento es universal, pero nosotros tenemos de nuestro lado a quien ha vencido al mundo.

Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Juan 11, 4

Jesús se refirió a la enfermedad de Lázaro como gloria de Dios, cuantas veces el Señor quita agua viva de esa roca estéril, Dios no desea el mal, Dios ama, y cuando obramos mal, el Señor viene en nuestro auxilio.

"No se entristezcan, porque la alegría del Señor es la fortaleza de ustedes". Nehemías 8, 10

El salmista nos revela algo que es necesario recordar en los momentos difíciles.

Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón,
Y salva a los abatidos de espíritu.
Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas lo libra el Señor. Salmo 34, 18-19

Dios tiene planes mejores que los nuestros a veces no lo entendemos, es momento amargo, pero el tiempo restaura los corazones, Dios los va transformando si ellos se dejan, la palabra de consuelo nace y nos lleva a nuestro Dios, nos muestra que estamos de paso por esta tierra, que todo, pero todo se acaba, excepto el amor.

Si estas pasando por momentos difíciles recordá que tu Dios es más grande que eso, y mientras más grande es tu problema, más Dios se va a gloriar en él, y si te toca consolar a alguien, recordá que no es tu batalla, no es tu voluntad, no es tu tiempo, es la batalla, voluntad y tiempo de Dios con la persona.

Que tus palabras lleven a la persona a ese único ser que no se muda, que a pesar de nuestras infidelidades él se mantiene fiel, a pesar de que no nos guste y  no disguste él no se equivoca.

No se trata de estar con una sonrisa de oreja a oreja, se trata de hacer lo mejor posible con las fuerzas de Dios, algún día tendrá sentido, tal vez no en este mundo, pero sí en su presencia, ahí estaremos como el niño en los brazos de su madre.

Recordemos que tenemos un padre cuya misericordia es más grande que los problemas de este mundo, duele, dolerá, pero el Señor estará cerca. 

"Acérquense a Dios, y El se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo (que dudan), purifiquen sus corazones." Santiago 4, 8

Cada uno tiene su historia, cada uno tiene su proceso, pero vos podes hacer algo para construir el reino de Dios aquí en la tierra, que tus labios se llenen de su palabra, pero no por una cuestión de intelecto, sino porque experimentaste su amor.

Hoy, simplemente hoy, está con ese que sabemos que nos ama hasta el extremo de dar su vida a cambio de la nuestra. En el libro mi "Cristo Roto" (lectura recomendada) dice... "qué ridícula es una cruz sin Cristo, muéstrame tu cruz, que yo te muestro mi Cristo". (cita no textual)

Dar amor es la mejor forma de sanar y sanarse... donde hay amor está Dios y donde está Dios, nada falta.

Y Jesús lloró... (Jesús) les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Juan 11, 11.

Mi Dios es más grande que mis dudas, más grande que mis miedos, más grande que mis debilidades, por eso el corazón del buen hombre alaba a Dios en todo tiempo, porque la magnitud de lo que Dios hace en nosotros supera lo poco que somos. Podemos, si queremos, hallar paz en la tormenta.

¡Qué Dios te bendiga! Desde donde estés no te quedes ahí estático, el mundo te necesita.

"Como Él, le demostremos nuestro amor con la propia vida y lo llevemos a la práctica hasta las últimas consecuencias, incluso en las circunstancias más pequeñas de cada día: “Obras son amores, que no buenas razones”." P. Sergio Córdova LC encontrado en Catholic.net
(liniers)

martes, 22 de octubre de 2013

Hablar de Dios, hablar con Dios, escuchar a Dios.

"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado." Jn 17, 3

Cuando veo tantas frases de Paulo Cohelo, Steve Jobs, y otros grandes pensadores, me hace reflexionar que, si bien no se le conoce personalmente a la persona, a través de sus ideas, uno termina haciendo una imagen de lo que piensa y siente, y sus pensamientos sobre innovación, vida y proyectos.

Así también pienso que las personas pueden hablar de ellos e inferir nuevas ideas a partir de los principios de sus propias palabras, así es como el visionario Steve Jobs dejó un lineamiento para su compañía.

Ahora bien, si llevamos esto al plano espiritual, me hago el cuestionamiento, ¿conozco realmente a mi Dios?.
¿Conozco a ese visionario de mi propia vida? Y si bien estas preguntas están formuladas en primera persona, se puede extender a preguntarme si mis propios hermanos conocen realmente al Dios que se nos revela en Cristo.

Creo que es una tentación de las personas que trabajamos o activamos en movimientos, hablar mucho de Dios tal cual hacen los sucesores de estos grandes pensadores pero es cierto que, para nosotros no es suficiente hablar de Dios, sino más importante es, hablar con él.

"Les añadió una parábola: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?»" Lc. 6, 39

Imposible amar lo que no se conoce, dice la frase que habrás escuchado más de una vez, y en Juan, Jesús nos dice que la vida eterna está en conocerle a Dios.

Si queremos conocer a Dios la clave está, en el libro de Éxodo.

"Dios hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo, y después Moisés regresaba al campamento. Pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, nunca se apartaba del interior de la tienda." Ex. 33, 11

Fíjense en lo que Moisés hace, habla con Dios, más literal Dios es el que HABLA. Para conocerlo, no basta solo hablar de él, sino con él, y si profundizamos un poco más, no es tanto lo que nosotros decimos, sino lo que él tiene para decirnos. Si bien esto fue tema de otro blog (te invito a que los leas si aún no lo hiciste).

El foco central de este blog es llegar a que, para conocer a Dios, debemos conocer su palabra, ahí está su forma de pensar, actuar y su revelación como Padre (no de la misma forma que es un padre terrenal)

La segunda lectura del domingo 20 de octubre, habla sobre la palabra de Dios. Pablo enseña a Timoteo sobre la riqueza de conocer a Dios.

"Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús." 2 Tim. 3, 15

Más importante es recordar que en el siguiente versículo, nos da la aplicación práctica de conocerle a Dios en su palabra:

"Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justiciaa fin de que el hombre de Dios sea perfecto (apto), equipado para toda buena obra." 2 Tim 3, 16

Creo que esto fue uno de los aprendizajes, que aún debo seguir trabajándolo en mi, para la convivencia en los movimientos, grupos, trabajo y familia. De la palabra de Dios en el corazón del hombre nace la intención de, enseñar, reprender, corregir y justicia, para que en mi se dé la perfección de Dios y su obra buena.

Te invito a que mires atrás y te situes en cada momento en el que tuviste que enseñar, ¿enseñaste con la base de la palabra de Dios?, cuando tuviste que hacer la famosa "corrección fraterna" ¿te apoyaste en la enseñanza de Dios?, cuando buscaste la justicia, ¿lo hiciste con la balanza de misericordia de Dios?

Hablar de Dios, no es lo mismo que hablar con él, y hablar no siempre es igual a escucharlo.

"La Palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón." Hebreos 4, 12

Si en tu corazón se anida el deseo de conocer a Dios, leerás su palabra... porque será tu deseo conocer a ese quien te creó con un propósito.

Dios siempre tiene algo para decirnos, la Iglesia Católica tiene lecturas para todos los días, y en su palabra Dios mismo se va pintando el rostro de ese padre que guía a sus hijos por el buen camino.

¿Cómo amar a Dios y desconocer su palabra? ¿Cómo conocer a Dios sin conocer su palabra? Ahora bien, recordemos que leer todos los días las lecturas de la biblia ocasiona algo en nosotros, y aquí cierro con dos lecturas, ambas buenas para el hombre con la mirada puesta en Dios.

"Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir, con lo que dan semilla para el que siembra y pan para el que come, así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié." Isaías 55, 10

Y que se confirma en el libro del Apocalipsis:

"Tomé el librito de la mano del ángel y lo devoré, y fue en mi boca dulce como la miel; y cuando lo comí, me amargó las entrañas." Ap 10, 10

La palabra de Dios te transforma, es esa lluvia fina que cae poco a poco, pero que luego de un tiempo termina empapándote. Te es dulce porque te agrada, pero amarga porque te exige un cambio, ser un hombre nuevo.

¿Qué hacer ahora?... google: "evangelio del día" y dejar que Dios Padre riegue tu tierra TODOS LOS DÍAS HASTA QUE EL HÁBITO GENERE UNA NECESIDAD.

"Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes." Dt. 30, 14

¡Qué Cristo te siga colmando de sus bendiciones!


miércoles, 16 de octubre de 2013

Las luchas internas


Aclaro antes que empieces la lectura, este blog no solucionará ninguna de las luchas internas, al contrario vas a terminar con un suspiro y diciendo, "a seguir remandola" aún así, es necesario meditar sobre esto... éxitos desde ya.

"Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago." Rom. 7,15

A diferencia de otros escritos, con esta frase se abre y se engloba todo, las luchas internas terminan muchas veces ganando y tomando posesión en nuestra conducta.

Todos tenemos eso que nos duele, eso que nos gustaría cambiar en nosotros, ese "yo sería mejor si...

En 2 Corintios 12, Pablo dice:
"Tres veces le he pedido a Dios que me quite este sufrimiento, pero Dios me ha contestado: «Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.» Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí."  2 Cor. 12, 8-9

Para una persona que está activando en un movimiento, sirve en algún grupo, o simplemente va a misa un domingo, empieza su camino, tal como un niño en la playa, disfruta del paisaje, se acerca al agua, mete los dedos, pies y finalmente se sumerge en las aguas de la espiritualidad.

Así también, el niño tendrá partes donde no quiera ser mojado, o más sensible, donde el agua se siente más fría. Los caminos del Señor se parecen también a esto, ya que nos gusta, a veces, tan solo mojar los pies, y otros tirarse de lleno al mar.

A Pablo, quién sabe si le pasó lo mismo, habrá profundizado mucho en la oración, por eso dice que pide cosas al Señor, de qué sufrimiento estará hablando?, según los estudiosos no se conoce con exactitud.
Pero Pablo pide, en su pequeñez que le sea quitado eso... otra característica de Pablo es la escucha, porque el Señor le contesta, y bien por él, porque ante su negativa, no duda que es el Señor quien habla, me pregunto si yo, ante una negativa no vuelvo a preguntar por si las dudas haya sido mi humanidad quien me haya contestado.

Hoy dedico este blog a todo aquel que sirve a Dios de manera pública, sea la forma que sea, sé que en algún momento pudieron sentir esa sequedad de, "hacer eso que no quieren y no hacer el bien que desean", ya sea por su conducta, por sus seducciones o por las luchas internas, pero en el fin, la gracia de Dios se muestra en esa debilidad.

Tal vez no estemos por mal camino si empezamos a sentirnos tristes por esas cosas que aún no podemos cambiar en nosotros, ese sería el primer paso para que Dios venza con su gracia, eso que tanto nos duele de nosotros mismos.

Lo bueno de esto, es que Dios tiene el final, si le entregamos eso que nos cuesta, ese sufrimiento que llama Pablo, su gracia basta.

¡Qué frustrante es ponernos la meta de aumentar los kilómetros de trote, bajar de peso, obtener la nota en los exámenes, no lograrlos!

Pero que pasaría si obtuviésemos todo por nuestros medios, tal vez nuestro ego aumente y nos olvidemos de que somos pobres de corazón, si a un niño se le da todo, nunca aprenderá a sobreponerse a la frustración, Confucio dice "Educa a tu hijo con un poco de hambre y un poco de frío"

Así Dios también nos recuerda, que solo aquel que se siente necesitado de Dios, ese pobre de corazón, verá el reino de los cielos.

Ahora como ajustar el hecho de no quedarnos en ese "es mi limitación aguántense", la palabra de Dios siempre tiene la precisa.

"Te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni te acobardes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas" Josué 1, 9

Debemos ser valientes en nuestras luchas internas, la primera seducción es no pensar en ellas, creer que no existen o que nadie se da cuenta, mirarnos a nosotros mismos es una tarea difícil, pero es la única forma que Dios puede obrar en nosotros, ¿cuántas veces le pediremos a Dios que nos quite eso que nos pesa?...

El papa Francisco nos decía, "no negocien con el Diablo", nuestra lucha está en otro nivel, es una lucha espiritual que no tiene tregua, todos los días, todo el día. Ahora bien, tenemos un Dios que nos deja solos?,

"Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. Estén, pues, firmes, ceñida su cintura con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia,  y calzados los pies con la preparación para anunciar el evangelio de la paz.
 Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno.  Tomen también el casco de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.

Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos." Ef. 6, 10-18

Lean detenidamente las instrucciones para los que deseemos perseverar en Cristo, nuestras luchas van más allá de lo que pensamos, Dios nos dota de herramientas, aún así si en tus luchas internas te sentis derrotado... solo te pido que recuerdes que:

"Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro." Rom. 8, 38-39

Las luchas internas están para...
1. Sentirnos pobres de corazón y así poder ver a Dios.
2. Para animarnos a seguir luchando.
3. Recordarnos la gracia de Dios.
4. Vivir ese amor incondicional de Dios. (A pesar de todo, él me ama)

¡Qué Dios te bendiga, y recordá que el más justo peca 7 veces! Que tus limitaciones no sea excusa para tu labor en el Reino de los Cielos, porque si Dios te llamó es por algo, no porque seas el más capacitado, sino porque quiere capacitarte.

"No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande" Jeremías 1, 7

lunes, 7 de octubre de 2013

“Baja al taller del alfarero y allí te hablaré”.Jeremías 18, 2

“Baja al taller del alfarero y allí te hablaré”. Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno;  pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo. Jeremías 18, 2-4

Analizar este pasaje, solo esta cita podría llevarnos días o meses, desglosaré en las partes claves para concluir en el mensaje de esta semana.

Jeremías, como buen oyente de la voz de Dios, primero lo escucha, Dios da la orden de que baje al taller del alfarero y él así lo cumple. 

Nuestro Padre a veces nos manda a hacer cosas cotidianas y a través de eso, él desea aleccionar nuestro corazón. 

El alfarero se encuentra concentrado en su labor, haciendo girar el torno, y la vasija no resultó lo que esperaba, la destruye y vuelve a empezar.

Esto me hace pensar en las veces que yo no resulto eso que Dios quiere que sea, ya sea por mis iniquidades propias y con los demás, o esos pecados "favoritos" que no quiero soltar, la buena noticia es que, tenemos un Padre que trabaja por y en nosotros.

Un alfarero trabaja laboriosamente la tierra blanda y modela diversas piezas, todas para nuestro uso; unas van destinadas a usos nobles, otras al contrario, pero todas las modela de igual manera y de la misma arcilla. Sobre el servicio diverso que unas y otras han de prestar, es el alfarero quien decide. (Sab 15, 7)

Pero para que esto suceda, tenemos que bajar a su taller, ese taller es un espacio concreto, un taller que puede ser un retiro, la misa, tu comunidad orante, el Señor te manda a ser arcilla en sus manos, para que te ablande y te modele y en consecuencia te envíe a su servicio.

Muchos piensan o pensamos que, estamos aquí para ser felices, y otros ya descubrieron que el servicio es la felicidad, y ya otros vivimos que la felicidad es la consecuencia de haberse dejado formar por el alfarero, está en nosotros bajar al taller del maestro para que él ahí nos hable, y luego descubrir cual será nuestra forma de servir a Dios.

¿Cuesta? Claro que cuesta... quién no haya sentido miedo a la voluntad de Dios, nunca escudriñó bien su corazón, ¿será que Dios nos pide que dejemos eso que tanto amamos? Y es ahí donde tenemos que recordar que, para que algo sea agradable a Dios, tiene que, primeramente poseer amor, luego tiene que estar al servicio y crecimiento de su iglesia y conforme a sus preceptos, si cumplimos con esto, estaremos por buen camino.

"Como la arcilla del alfarero está en su mano, - y todos sus caminos en su voluntad -, así los hombres en la mano de su Hacedor, que a cada uno da según su juicio." (Ecl 33, 13)


Es Dios Padre quien nos va formando en todo momento, pero bajemos a su taller para que nos moldee, preguntémosle a Dios ¿Qué quieres de mi? Que nuestra fe no este sostenida por la economía humana (yo te doy y vos me das), pues en su palabra el Señor obra según la fe, la fe antecede el milagro y en cambio nosotros esperamos ver para creer. Hoy te recuerdo que sos único para Dios, él te ama y él quiere seguir moldeándote según la necesidad de su pueblo.


¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga la obra a su hacedor: "No me ha hecho", y la vasija diga de su alfarero: "No entiende el oficio?" (Is 29, 16)


No podemos decirle a Dios cómo hacernos, o decirle a Dios lo que está bien o mal, nuestro padre nos conoce y sabe lo que necesitamos. Confiar en la voluntad de Dios es lo mejor, pero a su vez es también complejo, Dios nos quiere co-participes de su plan, y para eso solo hace falta nuestro "sí".

Por eso Dios tiene que rompernos para empezar a moldearnos, y aquí un ejemplo que quiero contar; tuve un colchón que ya estaba viejo, el colchón tenía un resorte un poco pronunciado, mi pereza hizo que postergue la compra de uno nuevo, y aprendí a dormir en una posición para evitar el resorte, muy cómodo parecía al comienzo, pero con el transcurrir del tiempo, la espalda empezó a dolerme, ese resorte era un indicador que algo debía ser cambiado (el colchón) pero la resistencia al cambio hizo que me adecue a una situación y que en consecuencia determine unos dolores mayores y tal vez más graves.

Este ejemplo (que al parecer nada tiene que ver) se aplica a nuestra vida que debe ser cambiada al igual que ese colchón, nuestra pereza espiritual hace que nos amoldemos al día a día, y en consecuencia, solo por nuestras decisiones tenemos dolores mayores y completamente evitables.

No digo que lo de arriba sea aplicado a todo los que nos pasa, no es una verdad absoluta, es una metáfora aplicada a algunas situaciones, pero lo que creo que es ajustado a todo, es esa necesidad al corazón nuevo, a esa vasija nueva que solo y únicamente el alfarero sabe como debemos ser, solo él sabe esos colchones que nos invitan a la zona cómoda y a nuestra estadía placentera pero que no nos lleva al crecimiento espiritual.

En el día a día nuestra armadura de soldado de Cristo se desgasta, pero la fe se multiplica, hoy te invito a que le pidas al alfarero que rompa tu vida y que la haga de nuevo, San Francisco nos enseña a preguntarle al Señor ¿Qué quieres que haga?

Hermano o hermana baja al taller del alfarero, pide al Señor que quite de vos todo lo que está de más, y en humildad haz oración este versículo del libro de Isaías.

"Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros." (Is 64, 7)

Desprendete y despojate de ese colchón que parece cómodo, pero no está funcionando, sos creación de Dios soñado, diseñado para un propósito. No te preocupes si algo te ha sido quitado, la gracia de Dios basta para enfrentar esos momentos de tempestad.

"El horno prueba las vasijas de alfarero, la prueba del hombre está en su razonamiento." (Ecl 27, 5)

¡Qué Dios te bendiga!

Te invito a que veas este video... un poco de música para soundtrack del Blog




(Cántaro de Barro, Manuel Lopez Naón)

martes, 1 de octubre de 2013

"Tan sólo di la palabra y mi siervo será sanado." Lc 7, 7

Empezar lo que quiero terminar va a ser difícil, pero vamos a hacer el intento. 

"Tan sólo di una palabra y mi siervo será sanado." Lc 7, 7

Quiero introducirles primeramente sobre el porqué en esta ocasión tomo esta lectura del evangelio de Lucas.

No recuerdo la fecha (habrá sido finales del 2005), sí recuerdo el momento y lugar, aquí una parte de esta historia.

Como es tradición en el Movimiento Peregrino (MP) fuimos a pasar un momento con los niños y niñas de un albergue, un hogar cristiano. Al finalizar nuestras actividades de apostolado (como solemos llamarlo), la directora del hogar nos entregó un dibujo hecho por un niño o niña a cada voluntario, cada uno de estos dibujos (todos diferentes) tenía una lectura bíblica.
El mío, ya en conocimiento de la enfermedad de papá, fue:

"Y cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo." Lc 7, 10

Creo que el Señor me comenzó a enseñar sobre la sanación real por la cual el hombre debe pasar, pero no profundizaré este tema, así que doy un giro de 180° a este escrito y deseo centrarme en el centurión de este relato, y fíjense que, si bien es la fe del centurión la que es admirada, él no aparece, ni hace contacto con Jesús (envía a unos ancianos judíos y luego a un grupo de amigos).
Este pasaje posee una infinidad de detalles, pero yo solo quiero centrarme en uno, uno que considero clave y me gustaría que sea rescatado en nuestros tiempos.

Este detalle es la "palabra", una sola palabra de Jesús basta, el centurión romano posee esa fe que Pablo menciona en su carta a los Hebreos:

"La fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." Hb 11:1 

Palabra y fe van de la mano, y entiendo yo que el ejemplo y las acciones son claves en la forma de evangelizar este siglo, sé que muchos estarán pensando, "yo haciendo esto o haciendo lo otro demuestro a Cristo", y eso está bien, ahora lo que quiero es que reflexionemos si; cuando digo "voy", voy; si cuando digo  "lo hago", hago; si cuando digo "me encargo", me encargo realmente.

¿Por qué detenerse en esto? Porque la palabra TIENE FUERZA, tu palabra cambia a las personas, y la tentación del joven de hoy es borrar con el codo (es decir con la conducta) lo que se "dice" con la mano.

Y vuelvo a aclarar que, no estoy diciendo que una cosa suprime a la otra (prédica vs acción), solamente invito a reflexionar acerca de la fidelidad que uno tiene con su propia palabra, porque esa palabra basta para que otro quede sano.

Al parecer fue más sencillo de lo que me esperaba... por eso decido sumar un peldaño más a este análisis, el lenguaje, y es aquí donde veo que mi carrera (psicología) y mi religión convergen, el lenguaje es el reflejo de tu pensamiento, y tu pensamiento es conducta, cuando esto se alinea; tu vida, emociones y metas se alinean. Pero por sobre todo, tu FE se agranda ("Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande"Lc 7, 9). Pensamiento, palabra y acción.

Domingos atrás escuchábamos en la lectura "quien es fiel en lo poco es también fiel en lo mucho" Lc. 16, 10

En lo particular soy de los que aún creen en la palabra de las personas, soy de las personas que tratan de llegar a la hora pactada, soy de los que creen que si alguien dice que lo va a hacer, espera que lo haga...

En esta escalera para llegar a la meta, subimos un peldaño más; me invito a reflexionar y que también reflexiones y que controlemos lo que decimos, y estemos preparados para justificar nuestras palabras. Si te animas a dar otro paso más continua leyendo; conozcamos nuestros corazones, ¿qué hay en el tuyo en este momento?

Mirarse a uno mismo para; encontrarse con Dios, ese Dios que habla de muchas maneras, mirar las impurezas y denunciarlas en el sacramento de la reconciliación, y el resto que ya bien es sabido, tu boca hablará de lo que abunda tu corazón, tu palabra será una con la del Padre, y tus pensamientos se orientaran a él, al igual que tus acciones también.

Te recomiendo un buen examen de conciencia, hablar con tu confesor, con tu comunidad, hurgar la palabra y en consecuencia las manos del alfarero pronto llegarán a vos.

Sincerarse con uno mismo y darse ese permiso de reconocerse limitado para que Dios se gloríe en esa limitación, solo así, podemos pedir la fuerza del Espíritu Santo, que es la fuerza de Dios, y no seremos nosotros quien buscaremos palabras de aliento de nuestro abanico de conocimientos sino que seremos movidos por Dios, para hablar al prójimo necesitado o como en el caso del centurión, interceder por él. Es por ello que el centurión dice de sí mismo "no soy digno de que entres en mi casa".

Seamos como el centurión, él tenía clara la idea de que Cristo tenía poder, y desde donde esté (pues Jesús nunca vio al siervo enfermo), bastaba solo eso, que ordene que se "cure" y así pasaría, este personaje, de quien solo sabemos su profesión y que amaba al pueblo judío, era fiel al mandato y a la palabra.

Hoy no es el milagro del sirviente del centurión, ni la fe del centurión lo que me anima a escribir, me anima avivar el fuego de que tu palabra tiene fuerza para transformar tu corazón y el de los demás, pero más aún, tiene el poder de que se obre acuerdo a tu fe.

Y termino con el comienzo...

"Tan sólo una la palabra y mi siervo será sanado." Lc 7, 7 (Evangelio del 17 de setiembre de 2012, fecha en la que papá retornó a los brazos del Padre)

¡Qué Dios te bendiga!