lunes, 7 de octubre de 2013

“Baja al taller del alfarero y allí te hablaré”.Jeremías 18, 2

“Baja al taller del alfarero y allí te hablaré”. Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno;  pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo. Jeremías 18, 2-4

Analizar este pasaje, solo esta cita podría llevarnos días o meses, desglosaré en las partes claves para concluir en el mensaje de esta semana.

Jeremías, como buen oyente de la voz de Dios, primero lo escucha, Dios da la orden de que baje al taller del alfarero y él así lo cumple. 

Nuestro Padre a veces nos manda a hacer cosas cotidianas y a través de eso, él desea aleccionar nuestro corazón. 

El alfarero se encuentra concentrado en su labor, haciendo girar el torno, y la vasija no resultó lo que esperaba, la destruye y vuelve a empezar.

Esto me hace pensar en las veces que yo no resulto eso que Dios quiere que sea, ya sea por mis iniquidades propias y con los demás, o esos pecados "favoritos" que no quiero soltar, la buena noticia es que, tenemos un Padre que trabaja por y en nosotros.

Un alfarero trabaja laboriosamente la tierra blanda y modela diversas piezas, todas para nuestro uso; unas van destinadas a usos nobles, otras al contrario, pero todas las modela de igual manera y de la misma arcilla. Sobre el servicio diverso que unas y otras han de prestar, es el alfarero quien decide. (Sab 15, 7)

Pero para que esto suceda, tenemos que bajar a su taller, ese taller es un espacio concreto, un taller que puede ser un retiro, la misa, tu comunidad orante, el Señor te manda a ser arcilla en sus manos, para que te ablande y te modele y en consecuencia te envíe a su servicio.

Muchos piensan o pensamos que, estamos aquí para ser felices, y otros ya descubrieron que el servicio es la felicidad, y ya otros vivimos que la felicidad es la consecuencia de haberse dejado formar por el alfarero, está en nosotros bajar al taller del maestro para que él ahí nos hable, y luego descubrir cual será nuestra forma de servir a Dios.

¿Cuesta? Claro que cuesta... quién no haya sentido miedo a la voluntad de Dios, nunca escudriñó bien su corazón, ¿será que Dios nos pide que dejemos eso que tanto amamos? Y es ahí donde tenemos que recordar que, para que algo sea agradable a Dios, tiene que, primeramente poseer amor, luego tiene que estar al servicio y crecimiento de su iglesia y conforme a sus preceptos, si cumplimos con esto, estaremos por buen camino.

"Como la arcilla del alfarero está en su mano, - y todos sus caminos en su voluntad -, así los hombres en la mano de su Hacedor, que a cada uno da según su juicio." (Ecl 33, 13)


Es Dios Padre quien nos va formando en todo momento, pero bajemos a su taller para que nos moldee, preguntémosle a Dios ¿Qué quieres de mi? Que nuestra fe no este sostenida por la economía humana (yo te doy y vos me das), pues en su palabra el Señor obra según la fe, la fe antecede el milagro y en cambio nosotros esperamos ver para creer. Hoy te recuerdo que sos único para Dios, él te ama y él quiere seguir moldeándote según la necesidad de su pueblo.


¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga la obra a su hacedor: "No me ha hecho", y la vasija diga de su alfarero: "No entiende el oficio?" (Is 29, 16)


No podemos decirle a Dios cómo hacernos, o decirle a Dios lo que está bien o mal, nuestro padre nos conoce y sabe lo que necesitamos. Confiar en la voluntad de Dios es lo mejor, pero a su vez es también complejo, Dios nos quiere co-participes de su plan, y para eso solo hace falta nuestro "sí".

Por eso Dios tiene que rompernos para empezar a moldearnos, y aquí un ejemplo que quiero contar; tuve un colchón que ya estaba viejo, el colchón tenía un resorte un poco pronunciado, mi pereza hizo que postergue la compra de uno nuevo, y aprendí a dormir en una posición para evitar el resorte, muy cómodo parecía al comienzo, pero con el transcurrir del tiempo, la espalda empezó a dolerme, ese resorte era un indicador que algo debía ser cambiado (el colchón) pero la resistencia al cambio hizo que me adecue a una situación y que en consecuencia determine unos dolores mayores y tal vez más graves.

Este ejemplo (que al parecer nada tiene que ver) se aplica a nuestra vida que debe ser cambiada al igual que ese colchón, nuestra pereza espiritual hace que nos amoldemos al día a día, y en consecuencia, solo por nuestras decisiones tenemos dolores mayores y completamente evitables.

No digo que lo de arriba sea aplicado a todo los que nos pasa, no es una verdad absoluta, es una metáfora aplicada a algunas situaciones, pero lo que creo que es ajustado a todo, es esa necesidad al corazón nuevo, a esa vasija nueva que solo y únicamente el alfarero sabe como debemos ser, solo él sabe esos colchones que nos invitan a la zona cómoda y a nuestra estadía placentera pero que no nos lleva al crecimiento espiritual.

En el día a día nuestra armadura de soldado de Cristo se desgasta, pero la fe se multiplica, hoy te invito a que le pidas al alfarero que rompa tu vida y que la haga de nuevo, San Francisco nos enseña a preguntarle al Señor ¿Qué quieres que haga?

Hermano o hermana baja al taller del alfarero, pide al Señor que quite de vos todo lo que está de más, y en humildad haz oración este versículo del libro de Isaías.

"Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros." (Is 64, 7)

Desprendete y despojate de ese colchón que parece cómodo, pero no está funcionando, sos creación de Dios soñado, diseñado para un propósito. No te preocupes si algo te ha sido quitado, la gracia de Dios basta para enfrentar esos momentos de tempestad.

"El horno prueba las vasijas de alfarero, la prueba del hombre está en su razonamiento." (Ecl 27, 5)

¡Qué Dios te bendiga!

Te invito a que veas este video... un poco de música para soundtrack del Blog




(Cántaro de Barro, Manuel Lopez Naón)

2 comentarios:

  1. Yo soy la primeraaa!!! Qué alegría!!!

    Es que estoy alegre porque párrafo a párrafo me sacaba un sonrisa más y más feliz!!!

    Humildad, mansedumbre, fortaleza y amor... son los ingredientes de los que debe estar compuesta esa arcilla para que la obra del Alfarero salga perfecta... sólo con esos ingredientes la vasija resistirá el fuego del horno 7 veces más caliente de lo normal ("dio orden de que se encendiese el horno siete veces más de lo corriente" Dn 3, 19)... el que es fiel a Dios encontrará en el mundo esa resistencia.

    Mi niño va creciendo en Sabiduría y Belleza!!! Sigue adelante pequeño Hijo de Dios!!!

    Besos y abrazos!!! Dios te llene de Su Gracia!!!

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    1. Gracias María del Carmen por tus lindos comentarios, gracias por disfrutar de lo que escribí, que Dios nos siga probando en el amor.

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