viernes, 20 de marzo de 2015

La pared húmeda

El otro día estaba observando una pared, la pared por cuestiones de antigüedad y clima del país estaba un poco deteriorada.

Como una forma de evitar el gasto de arreglo y lidiar con pintor y maestro de obra, decidí colocar un armario y así como dice la frase "ojos que no ven corazón que no siente".

Pasan los días y las estaciones del año y al parecer, mi solución fue fantástica. Nada de pared fea o húmeda, eso sí... había un olor que, a medida que pasaban los meses era nauseabundo.

Con eso cada vez más notorio, decidí mover el mueble y noté que no solo la pintura había desaparecido, ya gran parte de la pared estaba deteriorada y cayéndose a pedazos, la humedad se había expandido más empeorando otras zonas de la pared.



Ahora mi pared ya está en proceso de arreglo con los obreros pertinentes, quienes para mi sorpresa me dijeron que; no solo del lado de la casa había que arreglarlo, sino también la del lado del vecino.

A ver, que tiene que ver esto con el Blog de este tiempo cuaresmal... La pared, es tu corazón, la humedad tu pecado, el mueble tu forma de ajustarte al pecado y el obrero; el padre confesor, representante de Cristo.

Para la vida espiritual no se puede afirmar que "ojos que no ven, corazón que no siente", porque el cuerpo grita lo que el alma calla. Tu corazón siente ese corte con tu Padre que te ama, lo veas o no.

Cuando pecamos, tenemos esa mancha de humedad, que puede deteriorar las paredes de nuestro corazón al punto de echarla a pedazos, expandirse y afectar, como lo hace el olor a humedad a otras áreas de tu vida, familia, trabajo, movimiento.

El ser humano tiende a justificarse, como yo lo hice poniendo el mueble, puede decirse: "no tengo tiempo", "por qué con un padre, que peca como yo", "no es tan grave" o "Dios me va a entender".

Ahora bien, te invito a reflexionar, cuáles son tus malos olores, estás malhumorado, pirevai, nada te sale bien, estas desganado?... ¿cuántos muebles pusiste para adornar tus paredes destruidas?... Y como muchas veces pasa, esos muebles que son movibles, se van... se va la novia, el novio, tu trabajo, una pelea entre amigos, y resalta que tus paredes se están cayendo.

La solución es llamar al maestro obrero, él puede ayudarte a reconstruir las paredes de tu corazón sin necesidad de recurrir a la vanidad de un lindo mueble, que no sana de raíz el problema.

Lo mejor de todo es que el precio de la reparación de tu corazón ya fue pagado por Cristo en la cruz.

Acercate al sacerdote que es un Jesús que te recibe con la sanación necesaria. Él te espera porque te ama.

QUE DIOS TE BENDIGA EN ESTA PASCUA CON UN CORAZÓN PURO, LIMPIO Y NUEVO

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