jueves, 10 de diciembre de 2015

Encontrando a Dios

"Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío." Salmo 41, 2

Todos buscamos a Dios en algún momento, buscamos a ese Dios que todo lo puede, que nos puede conceder eso que necesitamos, todos pasamos por esa etapa, pero así como todo, la búsqueda debe madurar en algún punto de nuestra vida, podemos experimentar lo que dice el Salmo, lo buscamos porque tenemos sed de Dios. ¿Cómo está tu búsqueda de Dios? ¿Se quedó dormida?

"Samuel estaba acostado en el Templo de Yavé, donde se encontraba el Arca de Dios." 1 Sam 3, 3b

El personaje que nos ayudará a meditar hoy la búsqueda de Dios, es Samuel, y la meta es el Salmo. Samuel en este capítulo se encuentra acostado en el templo, otras traducciones hablan de "estaba dormido", y ¡qué gráfico se hace esto!, cuantas veces estamos dormidos en las cosas de Dios, en su templo, trabajamos en movimientos, grupos juveniles, misiones, pensamos que estamos con Dios, pero no estamos buscando a Dios, no lo escuchamos.

En los siguientes versículos, dice las sagradas escrituras que Dios llamó a Samuel, y que Samuel, pensando que era su maestro Elí, iba hasta él y le decía "aquí estoy".A veces ¿confundimos los llamados de Dios con los llamados humanos? En los siguientes versículos encontramos más detalles del por qué de esto.
"Samuel no conocía todavía a Yavé, pues la palabra de Yavé no le había sido dirigida aún." 1 Sam 3, 7

Samuel necesita CONOCER a Dios, y ahí es donde entra el papel del hermano. Su maestro Elí es quien comprende que es el Señor quien habla y lo ACONSEJA, es de Elí que sale la gran enseñanza de "habla Señor, que tu siervo escucha".

¡Qué importante el papel del hermano, del guía, del sacerdote! Este modelo de Elí nos enseña a no dar respuestas, sino a orientar las inquietudes del prójimo a una atenta escucha, y por sobre todo llegar a la meta de ser siervos de él.

La búsqueda de Dios pasa a ser algo más que una simple obtención de algo, sanación física, solución de problemas en la familia, la búsqueda de Dios pasa a ser una búsqueda del alma que tiene que ir a un canal de agua que calma la sed.

La fe madura cuando dejamos de querer ser receptor de algo, para ser servidores de alguien. 

"Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero hiciste que te escuchara; no pides holocaustos ni víctimas. Entonces yo digo: Aquí estoy, para hacer lo que está escrito en el libro acerca de mí. Amo tu voluntad, Dios mío, llevo tu ley en mi interior." Salmo 40(39) 7-9

En este tiempo de espera y búsqueda del Señor, podemos reflexionar sobre el amor a su voluntad, a la escucha de su voz y su palabra, y redescubrir nuestra misión.

"Acerquénse a Dios, y él se acercará a ustedes" Santiago 4, 8a

Tomar la iniciativa y dejar que Dios haga el resto, pero en una búsqueda para el cambio, porque de nada sirve si no estamos dispuestos a renunciar a eso que nos aleja de Dios, a lo que nos vuelve sordo y simplemente receptores de algún bien por parte de él.

Los elementos necesarios son; 
1. Despertarnos (dormimos en el templo)
2. Conocer la palabra (Y si nadie nos predica ¿cómo invocarla?)
3. El consejo del hermano (Como lo hizo Elí)
4. La escucha (Habla SEÑOR)
5. El servicio (Después del encuentro, nos queda más que la voluntad de Dios que se abre al prójimo)

Y seguir buscando de alma y de corazón a Dios, hasta que él nos encuentre.

"Y el que está sentado en el trono dijo: "ahora lo hago todo nuevo"" Apocalipsis 21, 5a

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